2. También hay que cuidar que no exista demasiada falta de humedad en el ambiente, ya que esto podría hacer que las hojas y los lomos se resequen y rompan. Procuremos que nuestros libros no reciban luz solar directa y que no estén demasiado cerca de fuentes de calor.
3. Para prevenir que pequeños insectos vivan en nuestros libros, podemos colocar una hoja seca de laurel entre algunas de sus páginas, ya que su aroma ahuyenta a los bichitos.
4. El moho y los hongos se pueden combatir frotando las pastas del libro suavemente con un algodón con unas gotas de agua oxigenada, teniendo mucho cuidado de no mojar las hojas impresas.
5. Para que nuestros libros no se empolven, podemos colocar cintas de acetato sobre los lomos o las hojas que queden hacia arriba al colocarlos en las estanterías. Esto evitará que el polvo ingrese a su interior.
6. Si tenemos que guardar nuestros libros, ya sea por mudanza o porque ya no caben en nuestros libreros, lo ideal es envolverlos en papel blanco para evitar que acumulen polvo y colocarlos apilados por sus tapas. Adentro de la caja se pueden agregar algunos costalitos de gasa con flores de lavanda y algunos granos de arroz, para evitar los insectos y la humedad.
7. Ahora, si nuestros libros ya están empolvados, basta con usar un plumero o una aspiradora pequeña, y sostener el libro bien apretado para que el polvo que estamos sacudiendo no entre a sus páginas. Y no olvidemos limpiar también los estantes de nuestros libreros.
