Tolkien trabajó en esta extensísima obra durante toda su vida, que consta de un cuerpo de narraciones de diferente longitud: el Ainulindale, el Valanqueta, Quenta Silmarillion, el Akallabeth y los anillos de poder y la Tercera Edad. El Silmarillion es un vasto texto cronológico que comprende tres edades ajustadas a los siguientes acontecimientos y que explican su obra subsiguiente, El señor de los anillos: la Primera Edad, la preparación del universo para el advenimiento de los seres creados. La Segunda Edad contempla la aparición de los elfos, los hijos mayores del mundo; aún no existen el sol ni la luna y la luz es irradiada por dos árboles, uno de plata y otro de oro. La Tercera Edad, digamos histórica, da lugar al nacimiento de ambos astros, y al dominio de los hombres. En el Silmarillion los protagonistas son los elfos, quienes aparecen sobre la tierra aún cuando el sol y la luna no recorren los cielos. Son las más nobles y bellas criaturas de Iluvatar, superiores a los hombres en apariencia física, bondad, y estatura ética. Para Tolkien, el personaje siniestro, Melkor (reaparece en El señor de los anillos como su lugarteniente, lord Sauron), el señor del mal, representa con su espléndida apariencia, el horror de la constante degradación que el avance tecnológico le está costando al mundo. En tanto, los elfos representan las fuerzas de la naturaleza.
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