Malko oyó un ruido a sus espaldas, a la altura de su cabeza. Unas esquirlas de piedra, arrancadas a una columna multicentenaria, volaron en medio de una nube de polvo.
¡Se inmovilizó! La cámara del falso turista no era más que el camuflaje de una arma provista de silenciador.
Divisó el ojo redondo del objetivo centrarse de nuevo sobre él. Esta vez el otro no podía fallar...
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