Así comienza esta historia, la del jesuita Antonio Ruiz enviado a las tierras americanas a principios del siglo XVII, con el mandato de convertir a los indios a la fe cristiana. La gesta de las fundaciones, la infinita Tierra de Indias plena de olores y de fuertes pinceladas de color, los indios guaraníes, sus magos y misterios, y las eternas lluvias conforman un muestrario florido de personajes y sensaciones que llevan al protagonista a interrogarse sobre su condición de predicador de creencias tan apartadas de ese mundo nuevo y desconocido. Antonio Ruiz deberá emprender una doble cruzada: la de América, y una más riesgosa aún, la de sus propios sentimientos.
En nombre de Dios es una novela que recupera una porción del pasado en donde la ficción, indisolublemente ligada a la historia, permite reconstruir los matices del proceso de colonización, las dudas y las certezas que consolidan la fe de un hombre y el contexto en el que un religioso debe dirimir la tensión entre lo temporal y lo eterno. En nombre de Dios traslada al lector magistralmente el espacio y el tiempo del ''jardín de flores del cielo, la América de las infinitas tierras'', y además instala en su espíritu las mismas tribulaciones y gozos que vivieron los jesuitas de aquella época, y lo hace gracias a una ambientación exquisita, una prosa cuidada y, sobre todo, una verosimilitud que sólo puede alcanzar la comunión sin fisuras entre lo ficticio y lo real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario